domingo, 3 de marzo de 2013

No puedo esperar al primer día de esta semana que aquí se va a dedicar a las mujeres, hoy me he despertado con esto en la cabeza y el corazón, quiero traer a una mujer que para mí desde siempre ha sido alguien por quien he tenido mucho interés y simpatía. Es una mujer a la que el boca a boca a tratado muy mal, y digo el boca a boca porque yo nunca he leído nada que me confirme lo que tantos siglos se ha venido diciendo de ella, o si he leído algo durante muchos años, su procedencia no me inspira ninguna confianza, porque todo lo que me cuentan desde ahí, siempre me ha sonado a manipulación, a verdades tan amañadas que ya dejan de serlo y a grandes mentiras. He encontrado por otros medios información, que esa sí la doy por buena, esa si me la creo. Estoy hablando de María Magdalena, y para hablar de ella lo primero que hago es quitarme el sombrero, el corazón me dice –y ese no miente- que ella fue una gran mujer, una mujer fuerte, valiente, inteligente, sin miedo y sobre todo con un gran corazón, y no voy a decir nada de quienes se han empeñado tantos y tantos años por dejarla en mal lugar, porque no me apetece ensombrecer aquí nada, ni meter porquería, así que lo único que voy a hacer es intentar compartir lo que yo creo que es verdad, que esta mujer valía muchísimo, que tal vez en aquellos tiempos no fue comprendida, ni aceptada, aún ahora no lo es -hay demasiados lugares en el mundo donde aún sigue pasando lo mismo con las mujeres-, donde a las mujeres se las quiere calladas, sumisas, anuladas, sin personalidad, sin ideas ni sentimientos, sin derechos, sin ilusiones, sin deseos, sólo siendo objetos SIN VIDA –tanto que las tapan de pies a cabeza, cubriéndolas totalmente o de miles de maneras que existen para anular a las personas-. María Magdalena, estoy segura que era una mujer que pensaba y se expresaba, que tenía conocimientos y los practicaba, que sentía y lo demostraba, que no se cubría ni se anulaba, y por supuesto no se sometía a los caprichos y normas absurdas de los hombres. Creo que fue una mujer luchadora, que intentó VIVIR CON DIGNIDAD y por ello sufrió tantas envestidas y zarandeos. Creo que en Jesús encontró primero a la persona y después al hombre diferente, de mente y corazón abiertos; encontró al amigo, al compañero, a alguien que la conoció, que la respetó…. y la amó. Creo que los dos se miraron a los ojos y se volvieron transparentes, se conocieron al instante y vieron la verdad, la verdad de quiénes eran, vieron lo más bonito cada uno en los ojos del otro. Y creo que se amaron como pocos lo han hecho. Y fueron víctimas de celos, de rancias normas, de intolerancia e incomprensión. Y como creo que él, que Jesús, sabía convivir y respetar su propia parte femenina –que todos los hombre tienen, aunque se nieguen a sí mismos-, por eso hoy también lo quiero destacar a él y traerlo a este homenaje a la mujer. Estas dos personas, para mí, son las más interesantes, a las que me hubiese gustado conocer. Llevo unos años encontrándome y buscando información sobre ella, y me resulta asombroso. Para mi María Magdalena es un ejemplo, es un referente, es una mujer a la que respeto y admiro; estoy segura de que fue una mujer fascinante que deslumbraba sin pretenderlo. (Mercedes Orenes)

Aquí os dejo un enlace de alguien también interesado por ella, existen muchos, y creo y espero que algún día se haga justicia con su historia y su memoria.
http://www.elblogalternativo.com/2011/08/15/maria-magdalena-la-historia-oculta-de-la-discipula-amada-de-jesucristo-y-sus-ensenanzas-para-los-nuevos-tiempos/


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