viernes, 1 de marzo de 2013

Cargando el pasado




Dos hombres iban caminado por el campo, al acercarse a un río se encontraron con una mujer que quería cruzar al otro lado, pero que no sabía cómo hacerlo, ya que no había ningún puente. El primer hombre se ofreció amablemente. -Si quieres podemos llevarte en brazos hasta el otro lado del río; y ella aceptó agradecida su ayuda.
Así que los dos hombres entrelazaron sus manos, la levantaron y la llevaron hasta el otro lado del río. Después de seguir sus caminos, uno de ellos de pronto se quejó amargamente: -Mira mi ropa! -dijo: -Está toda sucia de barro por haber cruzado a esa mujer, la espalda me duele y me siento muy cansado.
El otro hombre simplemente sonrió y asintió con su cabeza. Más adelante, el segundo hombre se quejó nuevamente, ya no puedo seguir adelante, me duele todo, todavía siente el esfuerzo, dijo. -¿Te has preguntado por qué yo no me estoy quejando?, te lo diré. La espalda te duele, porque todavía estás llevando a la mujer a cuestas, pero yo la bajé apenas cruzamos el río. Así es cómo somos nosotros, llevamos las cargas del pasado sobre nuestros hombros, en vez de soltarlas o solucionarlas al momento. Ponemos una caja llena de frustraciones, resentimientos, decepciones, odios, celos y muchísimas cosas más, que con el paso de los años, se hace más pesada, hasta que un día, como el hombre de la historia, nos duele hasta el alma por el tremendo peso y esfuerzo.

Solucionar y soltar, para volver a vivir, para avanzar y disfrutar de la vida.



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