martes, 26 de marzo de 2013


No hay ningún otro aroma que tenga un efecto armonizador tan fuerte. Sus delicadas y amorosas vibraciones mitigan y curan las heridas de nuestro corazón. Despiertan la percepción por la manifestación del amor, la belleza, la armonía en toda la creación. Reinstaura en el corazón una profunda alegría y la disposición para dar amor. La esencia de rosa provoca también una estimulación y un refinamiento de las alegrías sensoriales, proporcionando al mismo tiempo su transformación para el amor suprapersonal.

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