domingo, 27 de febrero de 2022

Entrega de premios de nuestro concurso «Vivencias y recuerdos de nuestro antiguo Colegio Miguel Medina de Archena».

El pasado viernes disfrutamos de una tarde muy especial en la entrega de premios de nuestro concurso «Vivencias y recuerdos de nuestro antiguo Colegio Miguel Medina de Archena».

Agradecemos de corazón a todas las personas que han participado en este concurso del alma, porque el colegio Miguel Medina, “Las Graduadas” forma parte del alma de Archena.

Muchas gracias a tod@s los que nos quisieron acompañar, a l@s finalistas y a sus acompañantes, a D. Antonio Garrido Banegas, que fue director durante muchos años de este colegio y a su actual director D. Miguel Aroca Bernal, ellos son muy importantes para este colegio y para el pueblo de Archena. También agradecemos que quisiera estar y que nos echara una mano cuando hemos tenido un problemilla en la parte técnica, a D. Jesús Yuste Raja , concejal por el Partido Socialista de Archena.

Teníamos muchas ganas de hacer esto, de disfrutar de la belleza, la emoción y la magia vuestros relatos y vuestra poesía. Sacar emociones del corazón es oxígeno de vida, música y color. Es algo que sienta de maravilla, es hasta terapeútico!!
Escribir es una cualidad que tienen las personas especiales y valientes, porque nace de esos adentros, que no todo el mundo se atreve a mirar, a vivir y a expresar.
Escribir despierta y saca lo más importante y mejor de cada uno.
Dice la escritora Rosa Montero que “escribir nos salva la vida”.

Tenemos muchísima suerte, porque los dos directores del Miguel Medina nos han regalado unas palabras cargadas de emoción y recuerdos, y ellos han sido quienes han entregado todos los premios.

Ser jurado es muy puñetero, porque cuesta mucho decidir, eso nos ha dicho el jurado de este concurso. También nos han dicho que se han emocionado una barbaridad leyendo vuestros trabajos.

Ha habido dos empates y no queríamos dejar fuera ningún trabajo de los finalistas. Así que hemos entregado dos terceros premios, dos segundos premios y un primer premio.
Aquí están:
PRIMER PREMIO
Carta del Miguel Medina
Querida gente:
Cuando pasan los años y a pasar de que quiero cambiar, no lo consigo.
Cuando transcurre mi depresivo tiempo sin ningún tipo de esperanza.
Cuando veo que me desprecian,
Que me ignoran,
A pesar de haber manado tanto,
De haber entregado tanto,
De la mejor forma que he podido
Y he sabido amar: ¡Dándolo todo!
Cuando siento que se me agrietan las paredes,
Que las goteras me hielan el alma,
Que cuando se me rompen los cristales
Se me rompe el corazón en mil pedazos.
Cuando veo que me encuentro sin ningún punto de apoyo
Ni en mí ni en los demás.
Cuando contemplo las miradas de indiferencia, de compasión
Y hasta de desprecio…
Cuando siento esta terrible soledad…
Es cuando me invade la tristeza
Y deseo que la tierra se abra,
Y me trague,
Y me disipe…
Y entonces, es cuando me sale del alma el último estertor,
El último grito desesperado desde mis recuerdos,
Y quisiera que recordasen cuanto di y qué poco pedí.
Quisiera encontrarme en el corazón de la gente,
De la misma manera que la gente está en el mío…
Suspiro y veo que no puedo dejar de ser lo que fui,
Techo de sueños y albergue de futuro.
En mis entrañas está la esencia del crecimiento y la vida.
Solo pido una mirada,
Solo pido un recuerdo,
Solo pido seguir dando,
Seguir dándoos…
Querida gente,
Os quiere y os querrá siempre, Colegio Miguel Medina, Las Graduadas de Archena.
María Sánchez García

SEGUNDO PREMIO
Cachito de historia viva…
Cuarenta y seis personitas en clase, y algún chicle pegado bajo la mesa,
escriben al dictado, en marcado silencio. Fuera llueve de forma perversa.
Acompasan la escena unas goteras que resuenan en cubos con euforia. Esbozo de escuela “Machadiana” anclada con ternura en mi memoria.
Imponente edificio para una niña que, por primera vez, entra en aula: Ventanales que embriagan de luz, clases tan abarrotadas como amplias.
En el patio, juegos, fieles amigos y un busto de D. Miguel Medina
que observa los primeros corazones con indiscretas iniciales en tiza.
Vivencias, ilusiones y sueños. Primer ensayo de la vida real...
Por eso, el colegio Miguel Medina es parte de mi biografía emocional.
Convivió en él, mientras estudiaba, la antigua y la nueva escuela; pertenecí, por suerte, a la segunda, aquella que de un letargo despierta.
Que la letra con sangre no entra me demostraron con convicción.
Creamos la primera biblioteca
y alimenté una voraz imaginación.
Teatros, periódicos, canciones... mucho que escribir y más que leer. Escasos libros de texto en la cartera. Así transcurrió mi inolvidable EGB.
Antes fue escuela de nuestros padres, con otras necesidades y anhelos
que les impuso la dura realidad: nutrir tanto almas como cuerpos.
Así, es el colegio Miguel Medina parte de la memoria colectiva. Testigo esencial de nuestro pasado. Cachito de historia viva.
María Rojo Arques

SEGUNDO PREMIO
Desde mi ventana a la tuya…
Desde mi ventana a la tuya,
Desde mi corazón a tu alma,
de mis pensamientos a los recuerdo,
a aquel territorio que fue mi paraíso de niña,
mi colegio Miguel Medina.
Fue un reino feliz para todos los niños,
Para todas las niñas.
Y ahora lo miro y lloro por él cada día.
En mi recuerdo lo veo inmenso y explendoroso,
Era mi castillo de hadas buenas,
Era nuestro fuerte poderoso.
Aquí estamos, los que aún tenemos
Nuestro corazón entre sus aulas,
Abriéndolo de par en par
Y evocando nuestros más bonitos recuerdos.
Y nuestra alma limpia de niños
Deseando que alguien sea noble y justo
Y trate como se merece a nuestro colegio
Miguel Medina, Las Graduadas
¿Por qué causa, por qué motivo
Este abandono, este olvido?
Desde nuestros corazones de niños
Este poema va dirigido a quien corresponda,
Y a todos los archeneros y archeneras
No permitáis esta agonía,
No dejéis que nuestro colegio se muera.
Mª Dolores Garrido Perea

TERCER PREMIO
¡Madre mía Miguel Medina!
¡Qué recuerdos, la mayoría buenísimos!
Allí estudió el que más tarde sería mi marido, mi hijo y yo. En mi clase solo éramos chicas, los 5 cursos fueron así, parecía un colegio de monjas en mi caso, claro!
Cuando paso por allí solo me vienen recuerdos tiernos e inocentes ya que mi periodo en este colegio fue de los 6 años hasta los 12. Hablamos del año 1976, ¡hace ya unos cuantos! Luego me pasaron al colegio José Alcolea Lacal. Pero mis mejores recuerdos son los de aquellos años donde era una niña un tanto revoltosa, por eso de vez en cuando recibía algún castiguillo, como ponerme arrodillada con los brazos en cruz con libros en las manos, o en un rincón de espaldas. Y a veces, por otra compañera, íbamos todas en fila india a recibir un palmetazo con una vara de madera que aún recuerdo muy bien. Era una disciplina muy distinta a la de hoy en día, esta es la parte más fea de este relato , pero que por eso creo que no tengo que ocultar, es lo que había, por lo demás todo era inocencia de esos años, fue mi etapa más tranquila y feliz .
Hoy en día, cuando paso por allí o voy al aparcamiento que han realizado en el patio de Miguel Medina, es raro que no me provoque una sonrisa traviesilla al mirar al frente y ver ese edificio aún en pie, es como si por un momento me envolviera esa niñez inocente de esos días, cuando te asomabas a esos balcones, que parecía que se iban a caer, y se asomaban por abajo los chicos en el recreo para ver si se veía alguna braguita jeje .
Allí fue donde el arbolito se va formando y hoy soy esa mujer mejor o peor, pero allí fueron mis raíces y siempre tendré buenas palabras para este colegio. Y por eso me veo motivada para expresarlo y contarlo, para quien lo pueda leer. Espero que le agrade y le entretenga.
Podría contar infinidades de cosas pero la esencia ya está dicha. Solo decir que este colegio lo llevaré siempre en mi corazón y supongo que en el de muchos archeneros también será así.
¡Que viva miguel medina por siempre y gracias por conocerte¡
Una admiradora.
Pilar Gil López

TERCER PREMIO
Pensar en él me devuelve mi infancia...
Abro la ventana y ahí está, imponente, mi colegio.
Cuántos ojitos hemos mirado de niños a través de sus grandes ventanas?
Cuántos juegos habremos jugado en ese patio en los recreos?
Por sus pasillos he corrido montones de veces, lo conozco como mi propia casa.
Risas, juegos y también entonces, nuestras enormes preocupaciones:
Me sabré la lección cuando me la pregunte el maestro?
Haré bien el examen?
Cada nuevo curso, una nueva ilusión... Libros nuevos, libretas y lapiceros.
¡Ya soy mayor! Me decía cuando pasaba de curso.
Cuántas amigas y amigos compartimos clases, maestras y maestros... ¡Cuántos recuerdos!
El Miguel Medina, Las Graduadas, el colegio que guarda más memorias, porque a él iba la gran mayoría de archeneros.
Es un referente muy importante, que a nadie parece importarle porque hoy es un triste edificio olvidado y viejo.
María Dolores Garrido Perea

Ha habido una persona que no ha querido concursar, pero si participar, y él también va a recibir un detalle y un diploma por su encanto.
Es Jordi Rosiñol y su relato “La enfermera del Miguel Medina”

La enfermera del Miguel Medina
Nunca pensé que el final de una visita esporádica fuera tan definitiva en mi vida. Hasta esos momentos no conocía ni a los Abenza, ni mucho menos lo que Archena representaba para ellos, y ahora seis años después para mí también.
Estábamos sentados al solecico de una terraza de Molina, y Toñi, con la inmediatez de un resorte disparado por la memoria, me dijo.
 ¿Quieres que te enseñe mi pueblo?
 ¡Claro me encantaría!, le contesté destensando el muelle de su espontaneidad.
La verdad es que siempre me ha gustado conocer el pasado de quién me rodea, me hace entender quienes son.
Impresionado me quedé nada más iniciar el cruce del puente del hierro sobre el río Segura, me dije - ¡Esto promete!, he decir que, lo que ese día fue un descubrimiento para el forastero, hoy es mi hogar. Enfiló el Carril con la aceleración lenta pero ruidosa de su Hyundai gris con el relenti desbocado, y allí pocas decenas de metros más allá nos encontramos con el colegio Miguel Medina.
 ¡Qué chulo el colegio, para porfa! le dije
 Siii, te gusta, era mi colegio, - me encanta.
En la lejanía de aquel 2015, aún permanecía en funcionamiento su labor el centro educativo. Yo conocía la obra que se hizo durante la Segunda República por dar equipamientos escolares modernos donde la educación periférica dejaba mucho que desear para la mayoría de la población.
Los zagalicos pequeños, correteaban por el patio acotado que daba al mencionado Carril, los colorines de los “Babys” contrastaba con la solemnidad del edificio, y con las puertas y ventanas barnizadas continuamente durante décadas, maderas desafiantes, y victoriosas al paso del tiempo, y sobre todo al Sol de justicia que castiga la región sin piedad cada verano.
 ¿Quieres que te cuente cosas del colegio?, me dijo Toñi.
 Por supuesto, corazón, le contesté, en realidad lo estaba deseando, cuantas historias, y vidas deben esconder el fortín de la cultura archenera.
Pués, mi padre vino aquí hace ochenta años, y mis hermanos y yo también. - Pero cuéntame cómo eras tú, que hacías, cómo era tu día a día en esos entremuros. - Si, si, voy, me contestó sorprendida de mi interés (aún no me conocía mucho). Asomados por el patio grande, me explicó que allí se hacían las filas antes de entrar en las aulas, en ellas cada mañana se juntaba con las amigas, algunas más traviesas albergaba en los bolsillos algunos saltamontes y otros ortópteros para fastidiar la mañana a algunos compañeros y maestros , otras eran más serías, como Toñi, era de las que creían en su madre, y que por nada del mundo le hubiera gustado que le llamarán la atención por su culpa, en la fila también estaban los chavales, y las miradas despistadas que al cruzarse sonrojaba los carrillos de mi Toñi, entre los oteantes destacaba el Pitu, pero ella aún tardaría mucho en concurrir y pavonear en el “jardinillo”. ¿Qué pensaría su madre? se decía a sí misma.
En clase no lo pasaba mal, e intentaba ser aplicada y ordenada,
todo lo contrario que yo, pensé para mi. Pero fue su labor en el
recreo lo que me sorprendió más. Resulta que, la Abenza tenía
una vena sanitaria, y cada vez que un niño pequeño se caía
arrastrando las rodillas por los guijarros,
de inmediato, dejaba el corrillo de las chicas devora pipas, y activando la sirena de la emergencia, mi nenica salía disparada, presta para apagar los llantos del mocoso de turno. Allá iba ella, sin ni siquiera un simple uniforme oficial de la Cruz Roja, ni credencial alguna, pero, eso si, iba ataviada de unas pinzas para sacar las criminales piedras de la carne, limpiar la herida con agua oxigenada, y darle mercromina a porrillo al herido, y sin olvidarse de consolarlo mientras lustra la carita de los chorretes descendentes que habían surcado de lágrimas las mejillas.
Desde que me contó esa historia, siempre ha sido para mi la enfermera del Miguel Medina.
Pasados estos pocos años, y después de descubrir, y disfrutar la belleza que rodea al colegio, que por cierto, ya trasladado a una nueva e imponente instalación justo a la espalda del antiguo. Esos días de cierre y traslado, estuve sufriendo para que el edificio no se derribará y se le diera un uso adecuado a su historia, y sobre todo a la historia de tantos, y tantos archeneros que formaron la vida en su interior.

¡Hemos disfrutado muchísimo. Somos muy afortunadas!
Muchas gracias a todos y a todas l@s que han hecho posible este concurso, a todos los nos han acompañado y a los que no han podido asistir.
¡¡Muchas gracias!!