jueves, 31 de enero de 2019

ANÓNIMO

Sé firme en tus actitudes y perseverante en tu ideal. Pero sé
paciente, no pretendiendo que todo te llegue de inmediato. Haz tiempo
para todo, y todo lo que es tuyo, vendrá a tus manos en el momento
oportuno. Aprende a esperar el momento exacto para recibir los
beneficios que reclamas.

Espera con paciencia a que maduren los frutos para poder apreciar
debidamente su dulzura. No seas esclavo del pasado y los recuerdos
tristes. No revuelvas una herida que está cicatrizada. No rememores
dolores y sufrimientos antiguos. ¡Lo que pasó, pasó!

De ahora en adelante procura construir una vida nueva, dirigida hacia
lo alto y camina hacia delante, sin mirar hacia atrás. Haz como el sol
que nace cada día, sin acordarse de la noche que pasó.

Sólo contempla la meta y no veas que tan difícil es alcanzarla. No te
detengas en lo malo que has hecho; camina en lo bueno que puedes
hacer. No te culpes por lo que hiciste, más bien decídete a cambiar.
No trates que otros cambien; sé tú el responsable de tu propia vida y
trata de cambiar tú.

Deja que el amor te toque y no te defiendas de él. Vive cada día,
aprovecha el pasado para bien y deja que el futuro llegue a su tiempo.
No sufras por lo que viene, recuerda que "cada día tiene su propio
afán".

Busca a alguien con quien compartir tus luchas hacia la libertad; una
persona que te entienda, te apoye y te acompañe en ella. Si tu
felicidad y tu vida dependen de otra persona, despréndete de ella y
ámala, sin pedirle nada a cambio.

Aprende a mirarte con amor y respeto, piensa en ti como en algo
precioso. Desparrama en todas partes la alegría que hay dentro de ti.
Que tu alegría sea contagiosa y viva para expulsar la tristeza de
todos los que te rodean.

La alegría es un rayo de luz que debe permanecer siempre encendido,
iluminando todos nuestros actos y sirviendo de guía a todos los que se
acercan a nosotros. Si en tu interior hay luz y dejas abiertas las
ventanas de tu alma, por medio de la alegría, todos los que pasan por
la calle en tinieblas, serán iluminados por tu luz.

Trabajo es sinónimo de nobleza. No desprecies el trabajo que te toca
realizar en la vida. El trabajo ennoblece a aquellos que lo realizan
con entusiasmo y amor. No existen trabajos humildes. Sólo se
distinguen por ser bien o mal realizados. Da valor a tu trabajo,
cumpliéndolo con amor y cariño y así te valorarás a ti mismo.

Todos soñamos realizar un sueño. Vivamos por él, intentemos
alcanzarlo. Pongamos la vida en ello y si nos damos cuenta que no
podemos, quizás entonces necesitemos hacer un alto en el camino y
experimentar un cambio radical en nuestras vidas. Así, con otro
aspecto, con otras posibilidades y con la ayuda del Universo, lo haremos.
No te des por vencido, piensa que si tienes la vida, es
porque sabe que tú puedes con ella. El éxito en la vida no se mide por
lo que has logrado, sino por los obstáculos que has tenido que
enfrentar en el camino. Tú y sólo tú escoges la manera en que vas a
afectar el corazón de otros y esas decisiones son de lo que se trata
la vida. "Que este día sea el mejor de tu vida para alcanzar tus
sueños".

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martes, 29 de enero de 2019

DIÓGENES Y LAS LENTEJAS


Estaba el filósofo Diógenes cenando lentejas cuando le vio Aristipo, que vivía confortablemente a base de adular al rey.

Y le dijo Aristipo: «Si aprendieras a ser sumiso al rey, no tendrías que comer esa basura de lentejas». A lo que replicó Diógenes: «Si hubieras tú aprendido a comer lentejas, no tendrías que adular al rey».

Este es el camino de Diógenes. Es el camino de autorrespeto, de defender nuestra dignidad por encima de nuestras necesidades de aprobación.

Todos necesitamos la aprobación de los demás. Pero si el precio es dejar de ser nosotros mismos, no solo es demasiado caro sino que ademas se convierte en una búsqueda incoherente.

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Defiende los derechos siempre!!!!



Una  mañana cuando nuestro nuevo profesor de "Introducción al Derecho" entró en la clase lo primero que hizo fue preguntarle el nombre a un alumno que estaba sentado en la primera fila:  

- ¿Cómo te llamas?

Me llamo Juan, señor.

¡Vete de mi clase y no quiero que vuelvas nunca más! - gritó el desagradable profesor.   Juan estaba desconcertado.  Cuando reaccionó se levantó torpemente, recogió sus cosas y salió de la clase.   Todos estábamos asustados e indignados pero nadie dijo nada.

Está bien. ¡Ahora sí! ¿Para qué sirven las leyes?... Seguíamos asustados pero poco a poco comenzamos a responder a su pregunta: "Para que haya un orden en nuestra sociedad"   "¡No!" contestaba el profesor   "Para cumplirlas" "¡No!"   "Para que la gente mala pague por sus actos" "¡¡No!!   ¿Pero es que nadie sabrá responder esta pregunta?!"...  "Para que haya justicia", dijo tímidamente una chica.   "¡Por fin!  Eso es... para que haya justicia.   Y ahora ¿para qué sirve la justicia?"

Todos empezábamos a estar molestos por esa actitud tan grosera.  Sin embargo, seguíamos respondiendo:  "Para salvaguardar los derechos humanos" "Bien, ¿qué más?", decía el profesor. "Para discriminar lo que está bien de lo que está mal"... Seguir... "Para premiar a quien hace el bien."

Ok, no está mal pero... respondan  a esta pregunta  ¿actué correctamente al expulsar de la clase a Juan?.... Todos nos quedamos callados, nadie respondía.   - Quiero una respuesta decidida y unánime.

¡¡No!!- dijimos todos a la vez.

¿Podría decirse que cometí una injusticia?

¡Sí!

¿Por qué nadie hizo nada al respecto?  ¿Para qué queremos leyes y reglas si no disponemos de la valentía para llevarlas a la práctica?  Cada uno de ustedes tiene la obligación de actuar cuando presencia una injusticia.  Todos.  ¡No vuelvan a quedarse callados nunca más!   Vete a buscar a Juan-  dijo mirándome fijamente.

Aquel día recibí la lección más práctica de mi clase de Derecho.


Cuando no defendemos nuestros derechos perdemos la dignidad y la dignidad no se negocia.
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viernes, 25 de enero de 2019

El peso de un vaso de agua.....


   Una psicóloga en una sesión de grupo levantó un vaso con agua. Todo el mundo esperaba la pregunta: ¿Está medio lleno o medio vacío? Sin embargo, ella preguntó:
 
-¿Cuánto pesa este vaso?
Las respuestas variaron entre 200 y 250 gramos.

Pero la psicóloga respondió:

"El peso absoluto no es importante, depende de cuánto tiempo lo sostengo. Si lo sostengo un minuto, no es problema, si lo sostengo una hora, me dolerá el brazo, si lo sostengo un día, mi brazo se entumecerá y paralizará. El peso del vaso no cambia, pero cuanto más tiempo lo sujeto, más pesado, más difícil de soportar se vuelve."

Y continuó: "Las preocupaciones son como el vaso de agua. Si piensas en ellas un rato, no pasa nada. Si piensas un poco más, empiezan a doler, y si piensas en ellas todo el día, acabas sintiéndote paralizado, incapaz de hacer nada."
¡Acuérdate de soltar el vaso!


martes, 15 de enero de 2019

La rana que no sabía que estaba hervida

Me gustaría compartir este breve relato de Oliver Clerc, escritor y filósofo. Según este autor, a través de la metáfora podemos ver los peligros nefasto de la no conciencia del lento cambiar, que puede infectar nuestra salud, nuestras relaciones, la evolución social y ¡Como no!, el ambiente.

El relato dice así:
"Imaginen una cazuela llena de agua, en cuyo interior nada tranquilamente una rana. Se está calentando la cazuela a fuego lento. Al cabo de un rato el agua está tibia. A la rana esto le parece agradable, y sigue nadando. La temperatura empieza a subir. Ahora el agua está caliente. Un poco más de lo que suele gustarle a la rana. Pero ella no se inquieta y además el calor siempre le produce algo de fatiga y somnolencia.
Ahora el agua está caliente de verdad. A la rana empieza a parecerle desagradable. Lo malo es que se encuentra sin fuerzas, así que se limita a aguantar y no hace nada más. Así, la temperatura del agua sigue subiendo poco a poco, nunca de una manera acelerada, hasta el momento en que la rana acaba hervida y muere sin haber realizado el menor esfuerzo para salir de la cazuela.
Si la hubiéramos sumergido de golpe en un recipiente con el agua a cincuenta grados, ella se habría puesto a salvo de un enérgico salto."

¿Nos estamos convirtiendo en “ranas hervidas”? ¿Somos conscientes de la interconexión que subyace en todos los sistemas de que formamos parte? ¿Sabemos qué consecuencias generan nuestras decisiones y actos en nosotros mismos y en los demás a medio y largo plazo?


En tiempos de crisis se viven las consecuencias de un pensamiento asistémico y lineal.
Podemos desaprender para aprender a mover la palanca que mueve el mundo hacia la ética, la honestidad y la sostenibilidad.

La pregunta es: ¿en qué estado de ebullición nos encontramos cada uno?


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lunes, 14 de enero de 2019

El mundo necesita personas...

Personas que no se vendan.

Personas honradas, sanas desde el centro hasta la periferia.


Personas íntegras hasta el fondo del corazón.


Personas de conciencia fija e inmutable como la aguja que marca el norte.


Personas que defiendan la justicia aunque los cielos caigan y la tierra tiemble.


Personas que digan la verdad sin temor al mundo.


Personas que no se escondan ni huyan, que no flaqueen ni vacilen.


Personas que tengan valor sin necesidad de acicate.

Personas que sepan lo que hay que decir y que lo digan.


Personas que sepan cuál es su puesto y que lo ocupen.


Personas que conozcan su trabajo y su deber y que lo cumplan.


Personas que no mientan, ni se escurran ni rezonguen.


Personas que quieran comer sólo lo que han ganado.




martes, 8 de enero de 2019

"El Paraíso empieza dentro de cada uno"



Cuando preguntamos: ¿qué es lo que valoras en las personas?

Nos responden: honradez, bondad, solidaridad, responsabilidad, ...


Pues, todos esos valores son los que más hacen falta, los que más escasean, y por eso vivimos en un mundo tan injusto y tan desigual. 


Si queremos que este planeta o al menos nuestro entorno sea un sitio más agradable para vivir deberíamos hacer como decía Gandhi, "Sé el cambio que quieras ver en el mundo." Tus responsabilidades comienzan y terminan con tu propio comportamiento.


"El Paraíso empieza dentro de cada uno"



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