disfemia
La tartamudez infantil o disfemia consiste en una alteración de la fluidez del habla y de la organización temporal de la misma, presentando una serie de interrupciones en ella que se producen  en una frecuencia superior a la normal. Los síntomas que presenta son los siguientes:

Repeticiones de sonidos y sílabas.
Prolongaciones de sonidos.
Interjecciones.
Palabras fragmentadas.
Bloqueos audibles o silenciosos.
Circunloquios para sustituir palabras problemáticas.
Palabras producidas con un exceso de tensión física.
Repeticiones de palabras monosilábicas.
Son bastantes los casos que podemos encontrar de niños que sufren este trastorno del leguaje, alrededor de un 5%. Pero la gran mayoría lo supera pronto, excepto aquellos en los que existe otro trastorno más importante del lenguaje y en los que la tartamudez es solo otro síntoma de su problema real.
¿Qué podemos hacer los adultos que estamos en contacto con un niñ@ tartamud@?
En primer lugar,  hemos de crear un ambiente de normalidad cuando el niño esté hablando. En ningún caso le hemos de llamar la atención por que hable de determinada manera. Esto solo logrará ponerlo nervioso, y bloquearlo, con lo que lograremos que cada vez se exprese menos por temor a ser el centro de las posibles recriminaciones o de posibles burlas.
Jamás debemos etiquetar a un niño de tartamudo. No hemos de hacer mención de su problema, y tratarlo de una manera muy “natural”. Poco a poco lo irá superando seguro, así que nada de etiquetas.
Cuando esté hablando no debemos ayudarle a acabar las frases, aunque esté tartamudeando. Debemos dejarlo pacientemente a que acabe de decir lo que quiere de manera tranquila, y mucho menos mostrar fastidio o darle prisa para que acabe de hablar.
Debemos reducir la cantidad de preguntas directas que les hacemos, ya que de esta manera estamos, al centrar nuestra atención en sus respuestas provocamos un estado de nervios que le provocan más tartamudez.
Debemos también proporcionar modelos de habla fluida (frases cortas y lenguaje sencillo) que ellos intentarán imitar, primero de manera consciente, y pronto de manera inconsciente.
Y, finalmente, y quizás lo más importante, es que debemos hablar con los niños diariamente de manera distendida, en un clima de seguridad y tranquilidad, ya que aquí es donde los niños se expresan con más libertad, y por lo tanto, el problema del tartamudeo tenderá a desaparecer.