martes, 24 de marzo de 2015

Escúchate....

El cuerpo tiene que ser amado – tienes que ser su gran amigo.

El es tu casa, tienes que limpiarlo de toda clase de desperdicios, y tienes que recordar que está completamente a tu servicio, día y noche. Incluso mientras tú estás dormido, tu cuerpo continua trabajando en tu digestión, convirtiendo los alimentos en sangre, eliminando las células muertas, aportando oxígeno nuevo y fresco, y tú estás profundamente dormido. El cuerpo está haciendo lo imposible por tu supervivencia, por tu vida, pero tú nunca te sientes agradecido por todo lo que él hace por ti. Por el contrario, vuestras religiones os han estado enseñando cómo torturarlo: el cuerpo es el enemigo y tenéis que liberaos de él, de sus ataduras.


También sé que tú eres algo más que el cuerpo, pero no hay necesidad de ninguna atadura. Porque el amor no es una atadura, la compasión no es una atadura. Tanto el amor como la compasión son absolutamente necesarios para el cuerpo y sus alimentos. Cuanto mejor trates tu cuerpo, mayores serán las posibilidades de elevar la consciencia. Son una unidad orgánica.


En este mundo se necesita una clase totalmente nueva de educación, donde cada individuo será introducido fundamentalmente en el silencio del corazón –en otras palabras, en la meditación- donde cada uno tiene que estar preparado para ser compasivo con su propio cuerpo. Porque a menos que seas compasivo con él, no puedes ser compasivo con ningún otro cuerpo. El es un organismo vivo y no te ha hecho ningún daño a ti. Ha estado continuamente a tu servicio desde que fuiste concebido y lo estará hasta que mueras. Hará todo lo que a ti te guste hacer, incluso lo imposible, y no será desobediente contigo. Es inconcebible crear un mecanismo tan sabio y obediente como el cuerpo.


Si permaneces atento a todas las funciones de tu cuerpo, te quedarás sorprendido. Nunca te has parado a pensar todo lo que el cuerpo es capaz de hacer. Es tan milagroso, tan misterioso. Pero tú nunca has mirado en su interior. Nunca te has interesado acerca de tu propio cuerpo y pretendes amar a otras personas. No puedes hacerlo, porque esas otras personas aparecen ante ti como cuerpos. El cuerpo es el misterio más grande de toda la existencia. El misterio necesita ser amado; este misterio y su funcionamiento tiene que ser íntimamente investigado.


Él siempre te da una pista, una clara indicación de que si un hombre aprende la sabiduría de su cuerpo y de todos sus misterios. El habrá encontrado lo más misterioso de él en su propio interior, y dentro de él existe el santuario de la consciencia.



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