lunes, 8 de marzo de 2021

TERCER PREMIO CONCURSO DE RELATOS "HISTORIAS DE MUJER": "MADRE SOLO HAY UNA"


Carlos mira entusiasmado a su madre, cómo prepara el desayuno y la comida. Cómo se encarga de las lavadoras, de fregar los platos, cambia las sabanas, limpia el polvo, lo acompaña y ayuda en sus deberes.

Carlos cree que su madre tiene superpoderes, que actúa como un robot programado, pero él reconoce el rostro de su madre, que muestra cansancio, que apenas sonríe. Y él desea pasar tiempo con ella, desea que ella le haga alguna mueca y le diga alguna de sus frases graciosas.

Carlos se levanta de su escritorio y deja a medias sus tareas de lengua, para subir a la terraza y coger la ropa y dejar las pinzas en su cesta, enseguida Gabriela se da cuenta y sube ayudar a su hijo a bajar el canasto lleno de ropa, y besa con suma conciencia la frente de su hijo.

Al bajar juntos las escaleras, Carlos vacía la ropa en el sofá, y dobla por primera vez a sus seis años las prendas de la familia, ella admirada y orgullosa lo mira con una sonrisa que le ilumina todo el rostro. Después de comer ambos recogen la mesa. Ella entra a la habitación y comienza su labor. Su hijo está viendo una película, pero al rato. – ¿Mamá, que haces? - Estoy planchando. – Mamá siempre estás haciendo cosas, voy ayudarte. - No hijo, que te puedes quemar. –Sabes mamá voy encender el ordenador, - ¿Para qué? ¿No estabas viendo la tele? – Sí, pero me apetece escribir, ¿Qué vas escribir? – Un relato, como tú hacías antes. Porque si tú has ganado premios será que lo que escribes debe ser leído, y las personas que lo leen les gusta. Mamá yo quiero ganar mucho dinero para meterlo en tu cuenta, viajar a los lugares que soñamos juntos. Gabriela lo deja todo listo en su día libre.

Al atardecer Miguel llega a casa. Se ducha, se arregla y se va a sus clases nocturnas de educación secundaria obligatoria. Carlos ayudará a su padre hacer la cena el sábado y el domingo. En ocasiones el padre hace la compra semanal. Mi madre siempre me dice que estudie, que sea constante, pero ante todo que sea feliz, aún no la entiendo.

Carlos ya es un hombre, y reflexiona sobre su educación y crianza… Supongo que tenía razón, siempre me pregunte por que nunca se opuso a que fuera a danza, tampoco entendí porqué nunca siguió estudiando, si siempre fue una mujer inteligente, sabiendo resolver problemas, haciendo deliciosas comidas, como me enseñó a leer y como era tan hábil y a su vez tan fuerte para cuidarme a mí y a toda la familia. Mi tío me confesó que mi madre mantenía la economía familiar cuando sus padres se separaron, que fue un gran pilar económico y moral. Ahora comprendo qué somos nosotros sin las mujeres, que una abuela es imprescindible, que siempre me hará falta mi madre, que supo conciliar su trabajo con las demás obligaciones. Que toda carga necesita ayuda, que no esperemos a que nos la pidan, si no que la prestemos sin esperar nada a cambio. Que todos somos iguales ante los ojos de Dios, pero que el mundo tiene numerosos prismas con indefinidas aristas, que no todo es rosa, ni azul.

Que todos merecemos igualdad de oportunidades. Por eso gritemos vivan las abuelas, las madres, las hermanas, las tías, las amigas y ¡VIVAN LAS MUJERES!

AUTORA: SILVIA GARCÍA ABAD.






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