La decepción es lo peor que le puede
pasar a alguien porque al sentirla se tiene claro que la persona que la
ocasionó vulneró nuestra confianza, lo más importante de la amistad.
Decepcionante es sin duda el que no
honra sus palabras, el que deja al otro con las responsabilidades que le
corresponden. Decepcionante, es fuerte quizás decirlo, pero el daño que
hace es inimaginable.
Pocas veces te encuentras a alguien así
pero cuando se cruza por tu camino sí que lo pasas realmente mal porque lo primero
que te dices es ¿cómo pude confiar en él/ella?.
La confianza fortalece una amistad pero
cuando se es irresponsable e inmaduro todo eso se tumba. Un hombre o una mujer
tienen que hacerse cargo de sus acciones y no justificarse para supuestamente
sentirse mejor y no afrontar el meollo del asunto.
Cuando se comete un error fallando a
otras personas automáticamente se tiene que ser considerado. Es cierto que no
siempre nos vamos a enfocar en las equivocaciones pero sí es bueno hacerse responsable
y dar seguridad a quiénes se ha dañado.
Nadie es perfecto y eso lo sabe todo el
mundo. Sin embargo no podemos jugar con la confianza que de buena fe han
depositado en nosotros. No basta reconocer el error, hay que ver qué es lo
mejor que podemos hacer. sin excusas de poco valor.
Hay que hacer el mayor esfuerzo por subsanar
ese error. No es lo que lo que no se ha cumplido, es el daño que genera. Es un
precio muy caro que otros tienen que pagar por ese error.
Y al final te preguntas: ¿Cómo sobrellevar
a quien tiró al suelo la confianza que le diste?
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