lunes, 1 de junio de 2020

"Llámame por mis verdaderos nombres" Por Thich Nhat Hanh



No digas que partiré mañana
ya que aún hoy estoy llegando.
Mira profundamente; estoy llegando a cada instante
para ser brote de primavera en una rama,
para ser pajarillo de alas aún frágiles,
aprendiendo a cantar en mi nuevo nido,
para ser oruga en el corazón de una flor,
para ser joya que se oculta en una piedra.
Aún estoy llegando para poder reír y llorar,
para poder tener miedo y esperanza.
El ritmo de mi corazón es el nacimiento y la muerte
de todo lo que vive.
Soy la libélula que se metamorfosea en la superficie del río,
y soy el pájaro, que cuando arriba la primavera,
llega a tiempo para comerse a la libélula.
Soy la rana que nada feliz en las aguas claras del estanque,
y soy la culebra que, acercándose sigilosamente,
se alimenta de la rana.
Soy el niño de Uganda, todo piel y huesos,
mis piernas tan delgadas como cañas de bambú,
y soy el comerciante de armas, que vende armas letales a Uganda.
Soy la niña de doce años, refugiada dentro de una pequeña embarcación,
que se arroja al océano tras haber sido violada por un pirata,
Y soy el pirata, cuyo corazón es aún incapaz de ver y de amar.
Soy un miembro del Politburó, con mucho poder en mis manos,
y soy el hombre que debe pagar su “deuda de sangre” a, mi pueblo,
muriendo lentamente en un campo de trabajo forzado.
Mi alegría es como la primavera, tan cálida que hace florecer las flores
en todos los senderos de la vida.
Mi dolor es como un río de lágrimas, tan vasto que llena los cuatro océanos.
Por favor llámame por mis verdaderos nombres,
así puedo escuchar todos mis llantos y risas a la vez,
para que pueda ver que mi gozo y dolor son uno.
Por favor llámame por mis verdaderos nombres,
así puedo despertar,
y así la puerta de mi corazón puede quedar abierta,
la puerta de la compasión.


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