martes, 30 de abril de 2019

La necesidad psicológica de descansar.


Tanto en la vida laboral como en la personal hay que ser productivos, eficientes, correctos, tener un alto rendimiento, cumplir con fechas límite, hacer frente a situaciones difíciles, tomar decisiones, demostrar proactividad, renovarse, actualizarse continuamente…
Todo ello induce un estado de estrés que, si bien inicialmente nos impulsa y motiva a permanecer atentos y dar lo mejor de nosotros mismos, de mantenerse continuamente conduce a un descenso de la motivación, rendimiento y de disfrute de la actividad laboral que incluso inducir algún trastorno tal como el burnout, los trastornos de ansiedad o síntomas depresivos.
Con el fin de evitarlo, al margen de otras consideraciones, consejos y de la aplicación de técnicas de relajación como las de respiración es necesario contar con periodos de descanso en los que poder relajarse tanto física como psicológicamente y desconectar de los problemas cotidianos. Es decir, se hace necesario descansar.
En este periodo de descanso resulta de gran utilidad realizar actividades de recuperación con el fin de que el individuo pueda abstraerse y descansar de los estresores que tiene en su vida habitual.
Entendido como recompensa por el esfuerzo realizado, resulta un elemento reforzador de la autoestima y el autoconcepto, además de prevenir la aparición de estrés y otros trastornos. Se trata de un periodo en el que poder hacer actividades que nos resulten placenteras y para las que normalmente no se tiene ocasión, dejando atrás temporalmente las responsabilidades asociadas al cargo, rol o estatus personal y social.
Efectos beneficiosos del descanso
El hecho de disfrutar correctamente de un descanso supone una gran cantidad de beneficios. En primer lugar, en relación al anteriormente mencionado estrés, el periodo vacacional ayuda a relajarse, reparando el organismo de los daños provocados por el aumento de cortisol y la ansiedad.
Asimismo, un buen descanso produce un aumento notable de creatividad, pudiendo dar pie a la formación de nuevas estrategias e ideas que en un entorno estresante no surgirían. Esto es debido a que en los periodos de descanso el cerebro no está inactivo, sino que únicamente deja de centrarse en determinada estimulación, activándose muchas otras áreas de la psique que suelen dejarse de lado.
En este sentido, el desbloqueo mental que produce el descanso provoca una mejora de la capacidad de juicio y decisión, posibilitando el análisis completo de la información disponible y la posterior toma decisiones.
Además de ello, el descanso produce un incremento de la productividad y la concentración, al disminuir el bloqueo intelectual y el enlentecimiento mental y físico propio de una situación continuada de estrés. La latencia de reacción ante estímulos disminuye, aumentando el rendimiento y la eficiencia tanto durante el periodo recreativo como en la vuelta al trabajo.
Por último, el descanso provoca la liberación de endorfinas y la activación de los circuitos neurales de recompensa, estimulándose la presencia de dopaminay serotonina en el cerebro. Todo ello produce una reducción de ansiedad y esquemas negativos de pensamiento. En conclusión, los descansos suponen una vía que provoca la felicidad en aquellos que son capaces de disfrutar del periodo de descanso.
(Nos lo ha pasado nuestra amiga Mercedes Orenes Mellado)

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