- Quiso Dios que el amor triunfase sobre la muerte,
y buscó la manera más hermosa,
más sensible, más piadosa. - Sus labios eran el pecado… la manzana del Edén.
Sus largos cabellos de un rojo ardiente,
como la llama del tizón incandescente. - Sus ojos brillaban como estrellas… en el cielo negro y azul.
Sus manos de terciopelo… eran de seda y tisú. - Quiso Dios sentir su perfume… y la hizo mujer.
Su voz era exquisita, dulce como la miel. - Ya sólo faltaba amarla… sentirla dentro de su ser.
Y se convirtió en un hombre,
decidido a entregarle todo su querer. - Yeshúa y Myriam, dos en uno son.
Como la Tierra y la Luna, como la Luna y el Sol. - Son el agua de la vida, la esencia del Amor.
- Su amor triunfó sobre la muerte… nada los separó,
ni siquiera el paso del tiempo, ha borrado su pasión. - Que Yeshúa fue crucificado, por amar y por su Amor,
por querer ser un hombre… y dejar sentir a su corazón. - Sus cuerpos permanecen juntos, unidos hasta el final.
- Convertidos en cenizas,
de las que, como el ave Fénix, renacerán. - Pero su amor es infinito, no tiene final.
Ha ganado a la muerte,
ha alcanzado la inmortalidad. - Ahora se les puede ver juntos… por el jardín pasear.
Cogidos de la mano, sin dejarse de mirar. - Ahora Dios es el hombre, el hombre ahora es Dios.
Su amada Myriam es su diosa…
Y ambos un solo corazón.
jueves, 21 de julio de 2016
Yeshúa y Myriam
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