Ayer vivimos una muy, muy especial y tremendamente emocionante. Celebramos la fiesta de la entrega de premios de nuestro concurso de relatos para personas mayores de 60.
Estuvimos acompañados por las personas que han concursado, por sus familia, sus amigos y la concejala del Ayuntamiento de Archena de Política Social y Personas Mayores, Ángela Gómez García.
Con este concurso, nuestra asociación quería rendir un
pequeño homenaje a todas las persona mayores, porque gracias a todas ellas, a
su trabajo y su esfuerzo vivimos hoy en un país más próspero. Las personas
mayores son un tesoro de mucho valor porque han trabajado mucho, tienen
experiencia y sabiduría. Por eso, es por lo que, con mucha ilusión hacemos este
concurso de relatos.
Montar este concurso, para una asociación tan modesta
como la nuestra, es algo bastante complicado. Hemos hecho talleres, cursos,
vendido papeletas, etc... Pero creemos que son necesarias esta iniciativas,
creemos que hay que incentivar y devolver, de alguna manera, tanto como
nuestros mayores nos han dado.
Cuando los relatos han llegado a las manos del jurado,
los han leído como algo valiosísimo, cada relato es un regalo para nosotros, en
cada relato hay mucha verdad, son momentos muy importantes en una vida, y por
eso se han leído todos con mucho cariño y respeto.
Al jurado le ha costado mucho decidir los ganadores,
ha sido tremendamente complicado. Cada relato ha conseguido emocionar y tocar
el corazón de verdad.
En este concurso podía participar todas las personas
mayores de 60 años, porque pensamos que hay que escuchar a los mayores.
Y como ha sido tan, tan difícil para el jurado elegir,
nos preguntaron si podíamos dar más de 3 premios, les dijimos que si, y vamos a
dar 7 primeros premios!!!!
Entregamos en total 19 premios!!!!!
Todos estos premios son otorgados por la asociación
Alegría Valle de Ricote, y un premio especial, donado por la librería A3 de
Archena. Muchas gracias Ana!!!
1º PREMIO ¿LOS TITULOS ABREN
PUERTAS?
Empiezo
mi pequeña historia con esta auto-pregunta y permitid que no os la conteste
hasta el final.
Nací en
el seno de una familia humilde: soy la tercera de cuatro hermanos, dos niños y
dos niñas.
Mi
padre, una persona con mucho sentido del humor, un buen día fue al cine a ver
una película que contaba la historia de una tal ‘Marquesa de Benameji’ y le
debió de gustar tanto que a partir de aquel día empezó a llamarme así. Yo creí
que se le pasaría pronto, pero no, no fue así.
Y con
nueve años que ya tenía, no os podéis imaginar la vergüenza que pasaba, pues si
me veía por la calle aunque fuese con sus amigos o yo con los míos, que era
peor, me soltaba en voz alta ¡¡MI MARQUESA DE BENAMEJI!! En esos momentos me
ponía roja como un tomate y quería que me tragase la tierra.
Un buen
día estando en casa de una amiga con la que hacía los deberes y después
jugábamos, me di cuenta que eran las nueve de la noche y mis padres me tenían
dicho que tenía que estar en casa antes de esa hora.
Cuando
llegué, la puerta estaba cerrada con llave, cosa no habitual. Por lo tanto
llamé, dando pequeños toques con la mano.
Voy a
tratar de contarlo tal como sucedió.
TOC,
TOC
Mi
padre - ¿Quién va? – contesta al otro lado de la puerta.
Yo, la
Encarna…. Contesto. Como no abre vuelvo a llamar por segunda vez.
TOC,
TOC
Mi
padre - ¿Quién va?
Yo,
Temblándome las piernas le digo, la Encarnicaa…
Otra
vez solo silencio al otro lado de la puerta.
Llamo
por tercera vez, TOC, TOC
Mi
padre - ¿Quién va? – Como si no supiera quien era.
Y yo, a
sabiendas de que si esta vez no me salía bien, no me libraría nadie de una
buena reprimenda, me armé de valor, miro a un lado y a otro de la calle y
cuando veo que no viene nadie con voz fuerte y segura contesto:
¡¡¡LA
MARQUESA DE BENAMEJI!!!
Y de
inmediato oí la voz de mi padre decir ¡que pase! A la misma vez que la puerta
se abría ante mi asombro.
Por lo
tanto, tengo que decir por experiencia propia, que los títulos ¡SI! Abren
puertas.
ENCARNA QUIJADA GÓMEZ
1º PREMIO - RECUERDO DE LAS
PIERNAS MÁS BONITAS
Me
pongo a recordar que cuando era pequeña yo tuve una experiencia muy bonita que
nunca he podido olvidar.
Fue tan
maravillosa que aunque hayan pasado muchos años no la olvidaré jamás. Cuando me
pasó tendría siete años pero sigo recordándola como su fuera ahora mismo.
Mi
madre fue una gran mujer que tuvo cinco hijos en tiempos muy difíciles para
poderlos criar.
La
historia es la siguiente:
Mi
madre estuvo en cama muy enferma mucho tiempo. Como niña pequeña no comprendía
porqué estaba siempre en la cama.
Cuando
iba al colegio veía a las niñas con su madre para llevarlas de la mano. Yo no
pude sentir nunca esa sensación de que mi madre me llevara de paseo o a jugar,
porque por desgracia mi madre siempre estaba en la cama.
Con el
tiempo me fui acostumbrando. No comprendía porqué no estaba a mi lado como
otras madres.
¡Inocente
de mí!, pensaba que mi madre no tenía piernas.
No podéis
imaginar la alegría que me lleve el día que regresé del colegio y vi por primera
vez que estaba sentada en la mecedora, lo primero que miré fueron sus preciosas
piernas, ¡qué alegría!, yo tenía una madre como las demás niñas, con piernas,
así que me podría llevar al colegio y de paseo. Le tocaba sus piernas y se las
acariciaba como si fuera la primera vez que yo las había visto en mi vida, tan
suaves y blancas ¡y que bonitas eran!
Pero
miré con tristeza que no llevaba zapatillas, de esa manera no podría ir conmigo
al colegio ni de paseo. Yo fui corriendo para coger mi hucha, tenía poco
dinero, solo unas perras chicas, me fui a la zapatería y cuando llegué y la
dependienta me dijo que quería, yo mirando al escaparate le dije: Esas
zapatillas.
Ella me miró y dijo: Esas no te vienen
a ti pues son para una persona mayor.
Yo le contesté: Son para mi madre que
no tiene y va descalza.
Ella me preguntó: ¿Cómo piensas
pagarlas?
Y yo muy contenta le dije: con el
dinero de mi hucha.
Ella me miró y dijo: pues con ese
dinero solo podrás comprarle un caramelo y otro para ti.
Yo me
salí mirándolas, ¡que bonitas eran y que bien estaría mi madres con esas
zapatillas! Y así, podría ir conmigo al colegio y después de paseo.
Unas
lágrimas salieron de mis pequeños ojos, la dependiente vio que era cierto y me
las dio como un regalo de Navidad. Ella me dijo que cada año regalaba unas
zapatillas a la persona más necesitada. Le di las gracias y me fui con ellas
corriendo a ponérselas a mi madre en sus pies, los tenía helados de frío.
Esas
Navidades fueron las más felices de mi vida, no las cambiaría por nada del
mundo
Si lo
deseas y se pide con amor y cariño, los sueños se pueden lograr.
LUISA CARRILLO CANDEL
2º PREMIO – UNA EXPERIENCIA DE
VIDA
Mi
primer beso fue en el cine en Alguazas, el chico se llamaba Pedro y nos íbamos
en el tren con mis amigas y una señora mayor, que si no íbamos con ella, pues
no íbamos a ningún sitio. Era un chico muy agradable, era bajito, moreno y con
los ojos marrones. Desde que lo conocí hace 51 años hemos sido muy felices
porque es una persona muy buena, es mejor que yo, que tengo más genio y soy más
chillona. Conocer a mi marido fue la mejor experiencia de mi vida y el
nacimiento de mi primer hijo y verlo hacer la comunión, verlo casado y ver a
mis nietos. También llegar a las bodas de oro que fueron las más grandes de mi
vida.
Ahora
ya estoy jubilada. Para mí la jubilación me ha traído muchas cosas positivas,
como por ejemplo tener más tiempo libre para poder realizar actividades como ir
a la escuela, a la piscina, gimnasia, salir con mi marido, ir a la huerta, visitar
a mis hijos, viajar, salir los domingos, ir a la playa, salir a desayunar todos
los días… cosas que estando trabajando o podía hacer, y ahora sí que puedo y la
que más me gusta de todas es el COBRAR SIN TRABAJAR, JAJAJAJAJA
PIEDAD RUIZ PÉREZ
2º PREMIO – LA MATANZA
Era un
día de invierno, más exactamente 8 de diciembre, día del santo de mi madre,
cuando se hacía una matanza en casa de mis padres, como todos los años.
Pues
ese día concreto un 8 de diciembre de 1956, con tan solo 4 años de edad yo me
disponía a ayudar a mi madre y hermanos en todo lo posible. Mis padres
terminaron de cortar y partir todo el cerdo y colocarlo en la cámara de la casa
y empezar a hacer los embutidos.
Mis
hermanas empezaron a hacer los embutidos: mocillas, salchichas, chorizos,… y
cuando acabaron, mi hermano y yo que
éramos los más pequeños, limpiábamos todos los instrumentos y maquinarias
mientras mis otras hermanas mayores ataban las morcillas y chorizos.
Mi
hermano tenía 8 años, me llevaba 4 años y él era el que estaba más pendiente de
mí y me ayudaba; así que me dijo: “Ven,
vamos a lavar las máquinas y las herramientas” cuando allí que me pongo yo
a limpiar con un trapillo la máquina picadora de carne, meto mis dedicos a los
agujeros para sacar los restos que habían quedado y allá que mi hermano se pone
a desarmar la máquina haciendo girar las cuchillas, cuando de pronto sentí un
pinchazo terrible en mi dedo índice que me dejó sin aliento, me había cortado
la punta de mi dedito.
Comencé
a gritar y llorar, saque mi mano de la máquina y ésta estaba cubierta de
sangre. Mi madre y hermanas acudieron corriendo y mi madre cogió un trapo y lo
puso en mi mano, me tomó en brazos y salió corriendo a la calle gritando y
pidiendo ayuda. Mi tío abuelo que estaba cerca, vino y me subió en su carro y
me llevaron al barrio del “Otro Lao” donde se encontraba la consulta del médico
Mario Spreáfico.
Éste me
atendió rápidamente y me cosió como pudo la punta de mi dedo, colocándome
primero una inyección contra el tétanos.
Después
de ese día mi hermano se fue a casa de mi abuela unos días por miedo a que mis
padres le dieran una paliza, y para no verme porque se sentía enormemente
culpable por lo ocurrido.
Tenía
que ir a curarme todos los días porque aquello estaba feúcho y la herida cicatrizaba
muy lentamente. Y recuerdo que tardó mucho que me destaparan la herida y
quitaran los puntos. Unos días más tarde mi hermano regresó a casa cuando mi
abuela le dijo que mis padres no le pegarían y entonces mi hermano me confesó
que la punta de mi dedito la cogió y metió en un frasquito de cristal con
alcohol por si podían los médicos coserlo a mi dedo otra vez y que se sentía
enormemente culpable por lo ocurrido.
Cuando
iba a casa de mi abuela me decía ‘nenica
Isabel cuéntame cómo ocurrió todo’ y yo se
lo contaba y le decía ‘abuela dame de merendar y recuerda que no
puedo comer nada salado ni picante porque me pusieron la vacuna del tétanos’.
ISABEL RÍOS LUNA
2º PREMIO – MI PRIMERA MUÑECA
La
primera muñeca que tuve fue una sorpresa muy grande.
Cuando
yo era pequeña mis padres no podían comprarme una muñeca y nuestros Reyes Magos
consistían en unos cuantos caramelos dentro de nuestros zapatos.
Al poco
tiempo de casarme, por una serie de circunstancias que en esta historia no voy
a contar, estuvo con nosotros un sobrino de 3 años que era un bombón. Quería
mucho a mis hijas y ellas a él, siempre estaban jugando y se quedaba a comer
incluso a dormir.
Pasados
unos años él se hizo mayor y se fue a la mili, cuando vino me trajo un regalo,
una muñeca soldado. Fue una bonita sorpresa y la alegría más grande, pues esa
muñeca era para mí. Ahora él está casado, con hijos y me quieren mucho, para mi
es el sobrino más grande del mundo.
Desde
entonces la muñeca la guardo con mucho cariño. Nunca es tarde para recibir
cosas buenas con mucho cariño y alegría.
MARÍA DOLORES MARCO SANCHEZ
2º PREMIO – SOY MARUJA
Bueno
voy a contar algo de mi vida.
De niña
fui al colegio, no sacaba malas notas, el profesor quería que estudiara, pero
mis padres eran muy pobres, pero muy honrados y no podían darme estudios.
De
joven me puse a trabajar con 13 años, me puse un año de más para que me
admitieran. Venía de Ulea andando y después de trabajar a Ulea otra vez, pero
cuando una es joven puede con todo.
Mi
noviazgo fue muy bonito, no como ahora siempre a la pilla, los hombres detrás
de la mujer. Me casé a los 24 años, tuve 2 hijos maravillosos y muy buenos.
Luego me vino una catástrofe, me quedé viuda a los 32 años, me quedé hundida,
un piso para pagar, 2 hijos para criar, pero con fuerza y fe. Decía, Señor ayúdame.
Tuve
suerte de encontrar un trabajo fijo, y así saqué adelante a mis hijos, se
criaron solos, que tengo un sentimiento de no poderlos disfrutar todo lo que
otras madres han disfrutado a sus hijos.
Bueno
han sido muy responsables, mi hijo es profesor y mi hija tiene una tienda. Hoy
estoy muy orgullosa de ellos, ahora tengo 3 nietos y una que vienen y a ellos
los estoy disfrutando todo lo que puedo.
Hoy le
doy gracias a dios.
Estuve
trabajando 30 años, ahora ya estoy retirada.
Bueno
también fui reina de las fiestas de los mayores, ahora estoy disfrutando lo que
antes no puede, solo le pido a Dios que no me ponga mala para disfrutar a mi
familia.
MARUJA CASCALES
3º PREMIO – ARCHENA EN LOS AÑOS 50.
Archena
en los años 50, cuando yo era pequeño, eran tan diferente de ahora….
Antes
era pequeña, las calles eran de tierra, todo estaba más céntrico, como el
cementerio que estaba donde ahora está el Corpus Cristi y lo desplazaron a las
afueras.
En la
entrada del pueblo me acuerdo que había una posada donde descansaban las mulas
de viaje y la gente. Antes no existía la plaza 1º de mayo, era la Plaza de los
Mártires, donde está ahora el ayuntamiento, ahí de hacía el mercado.
Archena
era típica por sus huertas y las conservas, donde la mayoría de la gente
trabajaba para sacar a su familia adelante.
Me
acuerdo que los médicos pasaban las consultas en sus casas, como el médico D.
Mario Spreáfico que atendía a la gente desinteresadamente y no le cobraba a la
gente que no tenía dinero.
JOSE LOPEZ MORENO
También entregamos un diploma y un regalo a los demás
finalistas, que habían escrito unos relatos impresionantes:
·
Concepción Ríos Luna
·
Luci Soto Cadavieco
·
Margarita Miñano Ferrer
·
Lucía Rojo García
·
Ángeles Palazón Guillamón
·
Josefa Puche Guillén
·
Margarita Suit
·
Ángeles Guillén Gil
·
Josefa López García
·
María José Lova Moreno
·
Bárbara Sánchez Rodríguez
¡¡¡Muchas gracias a todos los que habéis hecho posible
este concurso y esperamos poder seguir disfrutando en años sucesivos de tantas
historias emocionantes!!!.
TODAS se lo han merecido y jose también
ResponderEliminarSi, tod@s se lo merecieron. Fue un día precioso. Nos hicieron disfrutar muchísimo. Estas personas se lo merecen todo.
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