Dicen que las personas no
renuncian a las empresas, sino a los malos jefes y puede que sea cierto
¿Es usted un mal jefe? Si tiene más alguna de estas características, seguro
lo es:
1. No se comunica claramente
con su equipo.
2. No predica con el
ejemplo.
3. No sabe delegar.
4. No motiva a sus
empleados.
5. No fomenta el potencial
de sus subordinados.
6. No siente empatía con
quienes trabajan para usted.
7. No demuestran interés
por las metas o expectativas.
8. No es auténtico.
9. No mira sus propios
errores.
Estas son algunas formas que convertirse en un buen líder:
·
Ser comunicativo: Gran parte del trabajo
de un directivo es saber transmitir la estrategia de la compañía tanto a nivel
interno como externo, por lo que se debe ser claro y conciso, asegurando así
que el mensaje que se quiere transmitir se entienda correctamente. Se debe
tener en cuenta que este flujo de información no puede ser unilateral, ya que
los buenos jefes siempre tienen que estar dispuestos a escuchar las
preocupaciones y sugerencias de sus empleados.
·
Predicar con el ejemplo: Los responsables de área
se encuentran siempre en continua observación, tanto por el resto de empleados
como por otros superiores o compañeros en cargos similares. Por esta razón, son
considerados modelos a seguir y deben dar el ejemplo y comportarse de un modo
responsable.
·
Asumir responsabilidades, pero también delegar: La experiencia y
conocimiento de la empresa y del sector son factores que caracterizan a los
líderes y que les acreditan para llevar a cabo sus funciones. Sin embargo, un
buen jefe también debe saber cuándo es el momento de delegar ciertas
responsabilidades y tareas a sus empleados.
·
Motivar: Un buen jefe es aquel capaz de motivar e
inspirar a sus empleados, además de fomentar su entusiasmo por los proyectos
que se están realizando. Un empleado motivado es un empleado productivo. La
consecución de los objetivos del equipo y de la compañía son elementos
esenciales para mantener un buen ambiente laboral.
·
Reconocer y fomentar el potencial de su equipo: Debe ser capaz de
reconocer las aptitudes y habilidades especiales de las personas que conforman
su equipo y, lo que es más importante, debe saber cómo utilizarlas para el
beneficio de la empresa. Cuando un empleado destaca, su responsable debe
alentarlo para que siga motivado y pueda seguir desarrollando su talento.
·
Empatizar: Los buenos líderes se caracterizan por ser
comprensivos y cercanos a su equipo. Sin embargo, un exceso de confianza por
cualquiera de las partes puede repercutir en los resultados, perjudicando tanto
a la empresa como al propio equipo.
·
Tolerar los errores: Nadie es perfecto. Las
personas pueden cometer equivocaciones de vez en cuando. Por este motivo, el
jefe adecuado debe contar con la suficiente capacidad de reacción para
solucionar el problema y afrontar la situación.
·
Establecer metas y expectativas: Cada vez es más
común que los equipos trabajen por objetivos. Los jefes que establecen unos
plazos de entrega y definen unos objetivos claros y realistas son los que
obtendrán buenos resultados.
·
Autorreflexión: Además de analizar las
capacidades de sus equipos, los buenos líderes tienen que ser conscientes de
sus propias fortalezas y debilidades.
·
Autenticidad: Las personas que fingen ser algo que
no son o que intentan esconder su verdadera personalidad bajo su rol de jefes
resultan falsos y no inspiran confianza. Encontrar un propio estilo de liderazgo
y ser consecuentes con la forma de pensar es la mejor opción para conseguir el
respeto de los empleados.
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