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Como reza el antiguo adagio hindú: "No
basta con pronunciar la palabra "luz" para que la lámpara se
encienda." Hay que encenderla. Y la mediación nos enseña a
meditar, pero hay que practicarla. Existen unos ejercicios de gran ayuda
psicosomática y de enorme capacidad transformativa, que están al alcance de
cualquier persona, sea joven o anciana, sana o enferma. Recojo tres de ellos
que pueden cubrir una sesión de media hora o más de meditación y que son
sumamente eficaces. Lo importante es practicar con alguna asiduidad. Para ello:
- Se selecciona una estancia tranquila y en lo posible se evita durante el
tiempo dedicado a la sesión, ser molestado.
- Puede uno sentarse sobre un cojín en el suelo o una silla, con tal de
tener el tronco y la cabeza erguidos, tratando en lo posible de ir
inmovilizando la posición o, cuando haya que hacerlo, de moverse muy
lentamente.
- La respiración debe ser pausada y uniforme, por la nariz.
- La mente tiene que estar muy atenta y se dirige al ejercicio. Cada vez
que el practicante comprueba que la mente se desvía, debe cogerla con firmeza y
paciencia y llevarla de nuevo al ejercicio.
- Hay que tratar de mantener la ecuanimidad o firmeza de mente.
PRIMER EJERCICIO: LA ATENCION A LA
RESPIRACION.
Respirando con toda naturalidad (no se trata de un ejercicio respiratorio),
por la nariz, se retira la mente de todo y se concentra en la respiración. Se
va siguiendo el curso del aire, libre de ideas o discurso mental, pues se trata
de un ejercicio de atención pura y percepción y no de pensamiento. La mente va
siguiendo, en cada momento, el curso de la respiración. No se piensa, no se
analiza, no se reflexiona.
SEGUNDO EJERCICIO: LA CONTEMPLACION DE LOS
CONTENIDOS DE LA MENTE.
Se permanece atento a la propia mente, convirtiéndose uno en testigo muy
atento e inafectado de todo lo que faya surgiendo en el espacio mental. No se
interviene ni para provocar ni para suspender los pensamientos, sino que
solamente se observa desde cierta distancia, sin interferir. Que la mente se
mueva como ella quiera, pero la persona observa, muy atenta y desapegadamente,
todo lo que discurre por la misma. Ni se aprueba ni se desaprueba. Da igual si
lo que viene a la mente es bonito o feo, grato o ingrato, concluso o
inconcluso. Se observa desde la máxima ecuanimidad, sin reaccionar. Si en un
momento dado el practicante se percata de que los pensamientos le han
arrastrado, trata de volver lo antes posible a su puesto de testigo.
TERCER EJERCICIO: LA MEDITACION EN EL SER.
También se le denomina la meditación del silencio interior, y es una
técnica muy importante de recogimiento e interiorización, pudiendo a través de
ella desarrollar la pura percepción de ser. Esta técnica se basa en tres
puntos:
a) Desconectar la mente durante unos minutos de la vida cotidiana, dejando
fuera de ella las ocupaciones, preocupaciones y cualquier actividad.
b) Ignorar los pensamientos, que son como nubes que vienen y parten, pero
que no deben arrastrarnos.
c) Llevar hacia adentro todo el interés, energía y atención, para irse
sumergiendo más en uno mismo, cultivando un estado interior de silencio y de
presencia de sí. No la idea o conceptualización de sí, sino la sensación pura y
desnuda de ser.
Cada vez que el practicante se de cuenta de que la mente se ha
exteriorizado, debe tomarla con firmeza y levarla hacia adentro, profundizando en
la sensación de ser.
Estas son tres técnicas excelente, del
medio centenar de métodos que recojo en mi obra "El Gran Libro
de la Meditación". Hay que tratar de encender la motivación
(practicar para beneficio propio y de los demás) y ser constante. Así la mente
se va transformando y se van actualizando los factores de iluminación.
Además de la práctica de la meditación sentada, es conveniente permanecer
atentos y sosegados en la vida diaria, centrados en aquello que pensamos,
decimos o hacemos. Esta es la denominada práctica de la atención total, que
absurdamente se le denomina en muchos textos "mindfulness", como si
no tuviéramos en castellano un vocablo lo suficientemente rico para expresar lo
que el término significa. Para ello es mejor utilizar el vocablo original,
acuñado por Buda, que es satipatthana o establecimiento de la atención mental
pura, que es la que, libre de juicios y prejuicios, se limita a registrar en el
aquí y ahora.
Ramiro Calle
Director del Centro
Sadhak
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