"Hay días que es imposible abrir los ojos, que ni mil grúas podrían levantar la tristeza de mis parpados.
Hay días que las palabras duelen y pesan tanto que no logran llegar a la boca.
Hay días que las lagrimas hierven y salen a borbotones, aún con los ojos cerrados.
Hay días que quisiera ir hacia atrás para no tener que encontrarme jamás con que hay en este adelante.
Hay días que hubo una hecatombe, la más terrible, después de muchas, de tantas, de demasiadas, y el corazón no pudo más.
En el pensamiento sólo quedaban cenizas; las manos, pobres manos, valiosas manos, siempre solicitas y amorosas manos, intentaban dar auxilio, primero en la frente, los ojos, la cara la boca... sentían el colapso y temblaban de miedo, fueron con urgencia al grito estertor de las entrañas y el corazón... Solo desolación... Desolación e impotencia... Impotencia y dolor... Mucho dolor... tremendo dolor... Dolor que espera, espera con desesperado dolor."
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